Colombia celebró ayer las elecciones locales; es un día de fiesta para gran parte de nuestros paisanos, en especial los mas pobres que son la mayoría. Ese es un día que disfrutan a plenitud, ese día miran al poderoso por encima del hombro, lo hacen esperar, se complacen disfrutando su matizada agonía, su bien disimulado afán, su mimetizado desprecio; ese día, se convierten en los invitados de honor y ocupan un sitio de privilegio en los suntuosos autos de sus anfitriones, respiran el inconfundible aroma del nobel cuero atrapado en un agradable ambiente que contrasta con el vaho ahora desesperante, el despreciable fango y el caotico escenario que presentan las escuelas públicas, sitios neutrales en la gran batalla por los escaños privilegiados que ofrece la democracia. Sabe muy bien que su dicha será efímera y que muy probablemente, tendra que regresar a casa arrastrando su vetusto calzado aceptando que su papel en la trama cual estrella fugaz en el firmamento, habrá llegado a su fin.Ese día el campesino, el obrero, el mas miserable de los seres humanos tiene el mismo valor siempre y cuando conserve su documento de identidad, así haya perdido la verguenza, la dignidad, el decoro y el respeto. Ese día quienes aspiran son llamados por su nombre, en un igualado instante, ven caer los títulos heredados o adquiridos sin perder la compostura, sabiendo que pronto todo volverá a la normalidad.
Otros, ubicados en en el noveno círculo de Dante, esperan con ansia la subasta por venir, la mayoría tiene oficio y sabe que en el mercado negro, el voto se cotiza a mejor precio, cuanto mas se acerque el final de la justa, sabe en que momento ofrecerse y lograr el mejor precio, amparado en la agonia y en la angustia de quien desea conducir los destinos de la región; si bien puede eventualmente engañar a su cliente, prefiere cumplir con su parte del trato, sopena de poner en riesgo su integridad o lo que es peor, perder el prestigio necesario para participar en futuras transacciones en el escenario electoral. Esos "traidores" de la democracia solo hacen lo que su instinto mas primitivo les dicta: amanecer vivos.
No todos se comportan de esa manera, hay en la orilla opuesta, una franja importante de ciudadanos que cumple con civismo con su deber y hay candidatos brillantes que ofrecen propuestas bien estudiadas, razonables y acordes a la situación de cada región; unos y otros, se convierten en próceres anónimos que luchan y dan su "vida" por la democracia, héroes que son en la mayoría de los casos, derrotados por el poder incrustado en las entrañas del terruño, acuñado en trincheras moldeadas por la ignorancia que vetan a otros mas capacitados, desmotivando e incrementando el perpetuo ciclo del caos y la entropía; esos héroes permiten a un paciente gravemente enfermo, respirar bocanadas de aire fresco contrarrestando por algún tiempo el humor descompuesto, negro, bilioso, fetido y tórpido que corre por sus vetustas y escleróticas venas, prolongando la agonía.
Aquellos, esperan ese día como el niño que nace en año bisiesto, el mismo día que muere Febrero, para recibir su anhelado regalo.
Aquellos, esperan ese día como el niño que nace en año bisiesto, el mismo día que muere Febrero, para recibir su anhelado regalo.
