A mediados de los años setenta apareció en mi casa "EL NUEVO TESORO DE LA JUVENTUD" una enciclopedia compuesta por 20 tomos y literalmente lo era; estaba impecablemente presentada, con un fondo color marfil y una textura cuasi marmórea, en la parte anterior había un recuadro color azul océanico dividido en nueve cuadrantes que al ensamblarlos daban forma al árbol del conocimiento; encima, unas letras doradas anunciaban el presagio de lo que encontraríamos en su interior. En la contraportada una fotografía de la tierra vista desde la luna nos daba la bienvenida. La obra estaba dividida en 14 secciones compiladas en 20 tomos, cada uno con 360 páginas. Los porqué, narraciones interesantes, cosas que debemos saber, los paises y sus costumbres y mi favorita: literatura y poesia, Recuerdo lo ameno que era transitar los caminos de las grandes obras compendiadas y no pocas veces desveladas en forma didactica y amena, divertida y agradable."Don quijote, la Divina Comedia, Martín Fierro, Quo vadis, El Lazarillo de Tormes, El conde de Montecristo, son algunas que recuerdo; la fábulas en las cuales el reino animal era protagonista. Cuando miraba un tomo desprevenidamente y aparecía el correspondiente porqué, quedaba atrapado sin mas remedio que terminar la lectura y no pocas veces pasaba a la siguiente sección.
La enciclopedia abarcaba toda clase de asuntos, desde la geografía hasta los enigmas matemáticos, pasando por el arte, la escala musical, la enseñanza de idiomas a través de historietas, la geografía pintoresca y la química y se convirtió en un fértil terreno, en donde germinaron muchos microlectores que luego evocarían su trascendencia.
En la sección juegos y pasatiempos aprendí a construir globos de papel y sencillos actos de magia con los que me divertía. Es muy posible que mi solitario entorno permitiera una relación mas intima de lo que se esperaría para un lector tan incipiente. Con mi tránsito hacia la educación superiror se convirtió en mi aliada inseparable.
Me entero hace poco de cuanto repercutió esta maravillosa obra en la vida de los latinoamericanos y que al menos durante tres generaciones se convirtió en la antorcha que iluminínó en gran parte el camino hacia el desconocer menos.
No puedo siquiera imaginar el colosal esfuerzo que debío hacer mi madre para llevarla a casa; tampoco quiero recordar que hasta hace poco la custodiaba, pero debido a su gran peso y volumen se vió en la obligación de donarla; quienes hoy navegamos en el vasto y expedito universo de la información y que tuvimos la fortuna de conocerla, la recordamos con profundo repeto y Yo en particular, deseo recuperarla y conservarla como la valiosa joya que es.
