
Cuando paso cerca de algúna de las instituciones de educación pública en Santa Marta hay una constante: Los estudiantes están por fuera de las aulas, o al menos una gran parte de ellos; y es que la verdad, basta ingresar a la mayor parte de estos centros educativos para darse cuenta que es mejor estar afuera.
Es muy poco probable que de estas instituciones egresen bachilleres competitivos que logren una buena puntuación en las pruebas del estado y puedan por lo tanto ingresar a una buena Universidad.
Los educadores, agrupados en una poderosa organización tienen mucho exito en la reivindicación de sus derechos laborales y han exprimido hasta la última gota a un estado fragil; pero no han tenido mucho éxito en alcanzar un nivel académico aceptable en sus estudiantes; aprovechan la presencia de gobernantes que no están interesados en construir un país fuerte, con instituciones sólidas que hagan florecer la esperanza y el ánimo del colectivo, permitiendo la transición hacia una cultura de la productividad y el crecimiento personal.
Alguna vez una amiga educadora argumentaba que un buen nivel académico era la resultante de un buen entorno familiar, social, nutricional y tal vez tenga mucha razón, pero de acuerdo a la distribución normal, entre un 10 y un 20% de la población infantil pobre, tiene la capacidad de alcanzar un nivel educativo sobresaliente, pero eso en nuestro país no es así( estoy investigando cifras actualizadas). En buena hora el estado adelanta proyectos de ley que permiten la concesion de la educación pública a operadores privados de reconocida trayectoria y cumplimiento.
Pero la esperanza no puede morir, ella representa la vida, se sustenta en la convicción del espíritu, en el alivio del ser sediento, en la voluntad de incrustar con mas fuerza sus raices sin importar lo árido, ardiente y lo adverso de la tierra, es ese aliento desesperado que llega a lo profundo de cada una de tus fibras y que te permite alejar por un momento la angustia de la inexistencia, la soledad de lo desconocido, lo gélido y oscuro del no ser, la insondable profundidad de la nada. Pero, incluso allí en esos rincones que depojan cualquier convicción o certeza que exista en el mas optimista de los seres, está ella, sonriente, encantadora, fascinate. "Quien ha visto la esperanza no la olvida, la busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres y sueña con que un día va a encontrarla de nuevo"
Esos caminos que hacen posible el transito entre la pobreza y la ausencia de ella, entre la esperanza y el desespero, deben permanecer libres para que quienes con base en sus capacidades y esfuerzos quieran transitarlos, lo hagan y disfruten lo que en verdad se merecen; otros intentos por abandonar la miseria, estan casi invariablemente, acompañados de dolor y barnizados con sangre.
P.D. Ya había anteriormente reflexionado sobre este tema.