Jesús se levantó entre las calles "Madrid" y "Las piedras" cerca del área comercial y de la estación del ferrocarril y supo de inmediato a que me refería cuando le hablé del Nuevo Cascabel; me comentó que en ese tiempo no había mejor sitio para instalar una compraventa, que el lugar en el que Julio Cesar Jaramillo, mi abuelo, montó su negocio. "La gente que viajaba y necesitaba algún dinero, empeñaba sus pertenencias y luego, usualmente al regresar, las retiraban"; algunas de sus crónicas interactuan de cierta forma con el Nuevo Cascabel y recuerdo ver desde el balcón del segundo piso a algunos personajes objeto de su narrativa.
Le hablé con entusiasmo, no se lo pedí, pero intuí de alguna forma que escribiría acerca de mi abuelo en alguna futura crónica como en efecto sucedió.(No recuerdo si escribí aquí en mi Blog al respecto, voy a confirmar)
Me escribió una dedicatoria en la primera página de su libro "Crónicas irreverentes de Santa Marta" que muy amablemente me regaló.
Luego de conversar durante una hora, me retiré con la esperanza de que él hiciera parte de ese pequeño porcentaje de pacientes que logran esquivar a la muerte luego de tropezar con el "emperador de todas las enfermedades"...pero no fue así.

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