Hace un par de años, mientras soportábamos el confinamiento obligatorio producto de la pandemia, leí el primer libro de José Saramago; Ensayo sobre la ceguera y coincidencialmente, la primera víctima del personal sanitario fué un Oftalmólogo que atendiá al primer paciente que súbitamente perdió la visión mientras su auto estaba detenido en un semáforo.
Luego, un internáuta ofreció el libro Caín del mismo autor y le pedí que me enviara una copia, lo cual hizo casi de inmediato.
Pero con frecuencia me encontraba con reseñas que señalaban este libro como el mejor del autor; me di a la tarea de leerlo durante el mes de Febrero del 2023 y en realidad es un libro de lectura agradable; intenta arrojar luces sobre una etapa de la vida de Jesús, en donde hay poca o casi ninguna información. Al igual que los evangelios de Lucas, Juan, Mateo y Marcos, no pretende ser un documento histórico; si mal no recuerdo en alguna parte sugerían sarcásticamente el nombre de "El evangelio según Saramago"para esta obra.
Es una mirada crítica al Padre celestial al que a la luz de las narraciones del antiguo testamento, se le muestra cruel, despiadado, sarcástico, implacable; en contraste con una desgarradora descripción de la vida de Jesús, cuyo sufrimiento adquiere una dimensión superlativa, desde el mismo momento de su nacimiento; la tortuta a la cual es sometido por la recurrente pesadilla en donde su padre se aproxima a El espada en mano con la intención de asesinarlo y a la que solo años después, cuando iniciaba la edad adulta, encuentra una explicación lógica por información de su Madre, si es que los sueños la tienen; la crucificción de su padre, la reponsabilidad por ser primogénito, pesada carga sobre sus fragiles hombros de 12 años de edad, la certeza del martirio y el apremio de la muerte, su soledad, el hambre, la miseria en cierta forma voluntaria, la convivencia con el mal en el desierto durante largos años, la incredulidad de su Madre y Hermanos, con excepción de Santiago, y por último, la ironia y dureza del Dios Padre, impasible ante sus reparos.
Al igual que en los cuatro evangelios, la relación con Maria Madre está llena de conflicto y resentimiento; es cortante, seco, desafiante y no pocas veces indiferente; "El juicio implacable de los hijos, que solo a veces a los padres perdona" parece que comienza con Jesús. Por el contrario, su vínculo con María de Magdala, es fuerte, solido, se muestra cariñoso, solidario, comprensivo, amoroso, con lo cual podemos decír que la concepción del género femenino de la época, no es una explicación para la tortuosa relación Madre-Hijo.
He aquí una breve rerseña de los pasajes que llamaron mi atención:
"El hijo de José y María nació como todos los hijos de los hombres, sucio de la sangre de su madre, viscoso de sus mucosidades y sufriendo en silencio. Lloró porque lo hicieron llorar y llorará siempre por este solo y único motivo"
"El llanto de María redobla cuando repara en la cruel torsión de las piernas del marido (en esta historia, José también es crucificado) es verdad que no se sabe, después de morir, que ocurre con los dolores sentidos en vida, en especial con los últimos, es posible que en la muerte se acabe realmente todo, pero tampoco nada nos garantiza que, al menos durante unas horas, no se mantenga una memoria del sufirmiento en un cuerpo que decimos muerto, sin que sea de excluir el que la putrefacción sea el último recurso que le queda a la materia viva para, definitivamente, liberarse del dolor"
Refiriéndose a José, su padre:
"He heredado de El, una túnica, unas sandalias y un sueño, con esto podría irme ya por el mundo, pero tengo que saber que sueño llevaría conmigo."
-No tienes familia? le preguntaron a Jesús aún siendo niño
Si, respondió
- Y porque no estas con ella?
- He venido a trabajar de pastor en Judea...
Y esta fue una forma mentirosa de decir la verdad o de poner la verdad al servicio de la mentira
"Tiago observaba a la Madre, miraba al Hermano, notaba que había allí un conflicto, pero no adivinaba que antiguas causas podrían explicarlo"
"Porqué vienes a molestarme con eso, o que tengo que ver Yo contigo, quien te ha mandado meterte en eso mujer, o que tenemos que ver nosotros con eso mujer, o dejame a Mi, no es necesario que me lo pidas, o porqué no me lo pides abiertamente, sigo siendo el hijo dócil de siempre" frases frecuentes en la comunicación entre Jesús y su Madre.
Hermoso libro, sobrecogedor, doloroso, critico y especialmente excepcional al mostrar a un Jesús humano, lleno de miedo e incertidumbre resignado a un destino que intentó evitar con todas sus fuerzas.
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