Desde que tengo memoria, me gustó trabajar, cuando muy niño,
me gustaba acompañar a mamá al mercado y cargar la compra
mientras ella hacía largos recorridos tratando de encontrar los alimentos mas económicos para hacer rendir la platica. Hoy siento algo de remordimiento porque cuando los vendedores se descuidaban, yo echaba a la bolsa tomates, cebollas, papas y todo lo que estuviera a mi alcance; mamá llegaba orgullosa a casa mostrando todo lo que había comprado con tan poco dinero.
Tenía una pequeña carretilla, en donde recogia la basura en la cocina y la transportaba hacia el patio, era de metal color azul cielo y tenía los soportes de madera, de un color amarillo claro y una rueda de goma.
En el barrio vivía Alejo, un hombre discapacitado, con una gran deformidad en el cuerpo que hacía muy dificil la marcha,( debió ser una displasia fibrosa poliostótica) sin embargo era un hombre muy productivo; en las mañanas atendía un negocio en el mercado público vendiendo plátanos y en la tarde, se dedicaba a rifar electrodomésticos uno diferente cada semana, yo vendía boletas y ganaba una comisiíon, me tocaba caminar bastante y con frecuencia me colaba por la puerta trasera de los buses.
Cuando papá montó la carpintería inicié una etapa muy productiva, aprendí el oficio y en vacaciones me dedicaba de lleno a fabricar muebles, mi especialidad eran las sillas escolares, anteriormente los estudiantes debían llevar su propia silla al colegio, de tal forma que el final de año, era la temporada alta, exhibía mis productos en la puerta aprovechando el paso de la principal ruta de transporte; así conocí a Raul fuentes, un carpintero fino, a quien le gustaba el trabajo bien hecho, era detallista, perfeccionista pero no entragaba los trabajos a tiempo, porque dedicaba gran parte del mismo a otros menesteres. Raúl era mi principal empleador, pagaba bien y siempre teia un trabajo para mí; cuando estábamos en faena, me cansaba de esperarlo y no pocas veces cuando cupido le permitía reaparecer, yo había terminado el trabajo.
Tambíen incursioné en la panadería como vendedor, me entregaban una lata con bizcochos y panes y recorriamos las tiendas de la ciudad intentando obtener el mejor precio. Fui ayudante de albañilería, cobrador en los buses, pintor, tendero, pero la principal oferta estaba en las ventas.
Aprendí alfarería, hacíamos "materas" usando moldes de arena, alambre dulce y cemento; el fin de semana contratabamos un camión, buscabamos un sitio estratégico y caminabamos puerta a puerta con dos o tres pesadas materas al hombro.
Recorríamos las calles buscando cosas de metal, hueso, y elementos reciclables en la basura, para luego ir al mercado a las "chiveras" y obtener algunas monedas.
En la finca del tio Julio, construía "quitipones" que significa quita y pon en plural, para permitir el paso de un potrero a otro, arriábamos el ganado y bañábamos a los caballos, alternando las vacaciones con algo de trabajo.
Una vez en casa de un Médico apellido valencia, Papá y Yo pintamos unos muebles de banbú, labor dificil pues por la característica del material, era muy dificil hacer desaparecer las marcas del uso, además había que usar pintura natural lo que hacía mas dificil el asunto. El Galeno se enfurecío, nos insultó y de mala gana pagó el trabajo; me sentí muy dolido y recordé ese momento para evitar que se repitiera. Luego el destino me dió la oportunidad de estudiar con uno de sus hijos en el San Luis Beltrán y creanme, era mucho mejor estudiante que él.
Ya en la Universidad, cuando el tiempo lo permitió dictábamos clases a domicilio en compañía de Rafaél León, mi mejor amigo a quien Tatical, mi abuela paterna llamaba Rapiño por su apetito voraz; Rafa dictaba Física Y Matemáticas y Yo Química y Matemáticas.
Hoy trabajo con el mismo entusiasmo y agradezco a la divina providencia, la oportunidad permanente de hacerlo, voy al Laboratorio todos los días incluyendo sábados y cuando es necesario algunos Domingos, me encargo del mantenimiento de la casa y trato de inculcarle a mis hijos el amor por el trabajo.