Suele pasar que luego de una gran victoria, el hombre siente la necesidad de embriagarse y luego aparece una resaca; por el contrario cuando sufres un reves y logras recuperarte, te fortaleces y acumulas valiosas experiencias determinantes para la sumatoria final.Tal vez lo mas importante para un capitán no es tener un barco poderoso, sino conocer muy bien a su tripulación, es muy importante tener un buen 1er oficial, ese que te releva y te apoya en los momentos difíciles. Cuando sopla el viento, cuando se agita la marea y aparecen olas enormes, cuando se quiebra el mastil y se rasgan las velas, cuando ingresa mas agua de la que puedes evacuar, cuando la oscuridad no te permite orientar, cuando no puedes comunicarte, lo último que esperas es que tu primer oficial te de la espalda y desnude tus pocas o muchas falencias ante el resto de la tripulación; eso es mas devastador que la tormenta misma, y cuando la traición va acompañada de calumnias se da origen a una tormenta de grandes proporciones.
Si algo positivo tienen las crisis, es que durante ellas las máscaras se caén, entonces conoces a quien está detras, valioso tesoro cuando se trata de recorrer los extensos y tortuosos caminos que te depara el destino, destino que construyes en cada instante de tu vida y que está moldeado por tus decisiones, actitudes y comportamientos, en especial frente a las grandes dificultades que te obligan a dar fuertes golpes al timón.
El mastil está reparado, poco a poco se tejen las velas, el agua dejó de entrar las olas no son tan altas, el sol realiza vigorosos esfuerzos por brillar y el cielo aparece promesero y sonriente en el horizonte, hay que poner la casa (o mejor el barco) en orden; un buen comienzo sería..... recoger las mascaras.

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