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miércoles, 4 de enero de 2012

UN TEMOR SIEMPRE PRESENTE

Hace diez años decidí no ver noticieros, lo hice desde que en el año 2000 mostraran una y otra vez la muerte de Mohamed El Dirah, un niño de 10 años que junto a su padre, intentaba protegerse de un nutrido fuego proveniente del ejercito Israelí, la imagen era devastadora, el padre intentaba protegerlo con su cuerpo, mientras las paredes a su alrededor soltaban el polvillo resultante del impacto de las balas.

En Colombia, los noticieros parecen deleitarse con la tragedia, amiga inseparable de la miseria, les resulta muy facil mostrar las malas noticias que les llegan en cantidades abrumadoras, que buscar cuidadosamente las buenas que también las hay.

Ayer, por curiosidad tomé la prensa local y me encontré con una noticia conocida: en Montería, una niña murió producto de una bala perdida.

Corria el año 1996 cuando estando en Popayán, recibí la noticia por parte de la tía Eucaris: David Fernando, hijo de mi Tio Ismael, había muerto producto de una bala perdida. El niño se encontraba en su casa jugando y viendo TV, cuando su Madre le informó que debían trasladarse a la registraduría, insistió en quedarse pero no pudo convencerla. minutos mas tarde una bala atravesaba la parte cervical posterior a la altura de la base del cráneo. Nunca se supo nada.

Hace 4 días y como lo hago por costumbre los 31 de Diciembre, llamé a la bisabuela y le dije; "acercate aca, ella cargaba a Samantha y junto a Julio Cesar, nos protegimos al interior de la casa, mientras la muchedumbre celebraba en plena calle la llegada del año nuevo, Yo los recibía a todos, pero aca, lejos del alcance de la trayectoria descendente de las balas disparadas para despedir al año viejo.

Catorce años después la tía Eucaris repetiria la llamada, para informarme de la muerte de Ismalitico, hermano de David, esta vez por causas diferentes a la violencia.

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