En este momento nos enfrentamos a la espera, a la expectativa, al incontenible deseo de que excepcionalmente, el tiempo avance un poco mas de prisa; miramos de soslayo el reloj e intentamos propulsar las manecillas con la oscilación de nuestros ojos: esperamos el resultado de la entrevista concedida por Julio Cesar a la Universidad de los Andes en su aspiración para acceder a la Facultad de Medicina de esta prestigiosa institución.
Decidí traer conmigo un libro que inicialmente pensé leer en un entorno opuesto pero que resulto tan edificante que restó importancia a la enorme diferencia del paisaje; lleva por titulo "Hoy es siempre todavía"escrito por el actual ministro de la protección social Alejando Gaviria, coincidencialmente egresado y ex decano de la U. de los Andes y del cual me llamo la atención el siguiente pasaje: en el que cita al novelista Español Antonio Muñoz Molina:"Existe una ultima vez, un ultimo día en el que caminamos de la mano de nuestros hijos. Ya han crecido, ya quieren ir solos, una tarde recorremos de sus manos unos pocos metros en alguna playa o en los alrededores de nuestra casa. Esa misma tarde los soltamos para siempre"
Sentí que ese momento había llegado y que asombrosamente estaba consciente de ello, lo que me daba la oportunidad de hacerlo inolvidable: camine en compañía de Julio y nos fuimos a una librería
, buscando amores a primera vista o a viejos conocidos: conseguimos varios y luego nos sentamos a hablar durante mas de tres horas, recapitulé mi vida e hice énfasis en la importancia de identificar los momentos claves de la existencia, las pequeñas cosas sin trascendencia, las pequeñas dichas, las trampas de la nostalgia, los riesgos evitables, los desafíos por venir y la necesidad de avanzar, de reponerse, de encontrar la motivación aun en contra de su voluntad.
, buscando amores a primera vista o a viejos conocidos: conseguimos varios y luego nos sentamos a hablar durante mas de tres horas, recapitulé mi vida e hice énfasis en la importancia de identificar los momentos claves de la existencia, las pequeñas cosas sin trascendencia, las pequeñas dichas, las trampas de la nostalgia, los riesgos evitables, los desafíos por venir y la necesidad de avanzar, de reponerse, de encontrar la motivación aun en contra de su voluntad.
Esa conversación fue la ultima que tuvimos agarrados de las manos, durante ese momento pude percibir como sus delgados y morenos dedos se deslizaban y se alejaban de los míos. No hubo tristeza, fue un momento especial, maduro, muy "musical"de parte y parte y parte, con los acordes y la entonación precisa y pertinente.
La divina providencia muy seguramente nos brindara otros momentos pero ya las manos flotaran en el espacio, libres, danzantes, prolijas en argumentos, vigorosas unas, prudentes y reposadas otras. Ese momento termino con un beso y un abrazo en la puerta de ingreso a la U.

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