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miércoles, 5 de diciembre de 2018

CIUDAD PERDIDA, EL INFIERNO VERDE


Ciudad perdida, también llamada El infierno verde, Ciudad Teyuna o Buritaca 200 es hoy en día uno de los principales sitios arqueológicos de Colombia; Construido alrededor del año 700 DC, hace parte de los mas de 250 poblados identificados en la sierra nevada de Santa Marta; descubierto por "guaqueros" en 1973; el Gobierno de entonces tuvo conocimiento de ella en 1976.
El 9 de Noviembre del 2018 tomé la decisión de hacer la caminata, aprovecharía el puente festivo y caminaría por cuatro días para conocer el sitio. Fue una travesía exigente, era época de lluvias y los caminos ya de por si complicados, se hacen intransitables, los ríos se crecen y es imposible cumplir el cronograma; mi grupo estaba compuesto de 16 integrantes; todos extranjeros: Alemanes, Holandeses, Mexicanos, Checos, todos jóvenes, aventureros, experimentados senderistas. La caminata comenzó después de almorzar, alrededor de la 1pm, una hora después comenzó uno de los aguaceros mas intensos que he experimentado en estas latitudes, a las 4pm truenos y centellas se unieron al paisaje; impresioanantes y vibrantes sonidos estallaban sobre nuestras cabezas; instintivamente nos agachábamos y nos mirábamos unos a otros; los guías insistían en que nos mantuviéramos alejados de las cercas de alambres(aún estábamos cerca de la civilización); había que subir y bajar empinadas colinas y los caminos estaban llenos de una arcilla espesa, pegajosa, color terracota que te hacía perder el equilibrio permanentemente; poco a poco descubrimos que el mejor lugar para ubicar los pasos era justo en el centro de los caminillos que el agua tallaba siguiendo su destino cuesta abajo, buscando unirse al riachuelo mas próximo; el agua era tibia, agradable, pero toda la ropa quedo empapada no obstante los esfuerzos para cubrir los morrales con impermeables que los guías facilitaban; la oscuridad cayó y la marcha se hizo lenta; llegamos al campamento a las 6:30; 45 minutos después del tiempo máximo programado; estaba conformado por dos grandes quioscos con mesones para servir los alimentos, una gran cocina y unos camarotes que servían de dormitorios; al fondo, unos baños nos permitieron deshacernos de cantidades de barro y lavar un poco nuestras pertenencias; cenamos, los Alemanes dieron buena cuenta de las cervezas que unas horas antes  habían sido acopiadas junto a los alimentos por ágiles mulas y expertos arrieros. Seguía lloviendo, la poca luz del lugar dejaba ver como  las montañas resumían blanca espuma;  el agua rugía mientras bajaba y el campamento parecía estar acechado por todos los flancos; había mucho cansancio; dormí muy a pesar del ruido.
Cruzamos en cuatro ocasiones ríos con un caudal importante, 8 días mas tarde, un excursionista moriría ahogado al perder la cuerda de seguridad en uno de esos cruces. Se caminaba en promedio 10 horas por día y cada 2 horas llegábamos a estaciones administradas por indígenas de la región para recibir liquido y frutas que eran una bendición. El final de la travesía antes de llegar al objetivo comenzaba al pie del río Buritaca con una escalera muy empinada de 1200 escalones luego de los cuales se vislumbra un panorama increíblemente sobrecogedor; verdes montanas alrededor y un espacio para contemplar el azul del cielo y la cercanía de las nubes; en el centro de todo, hermosas terrazas que advierten la importancia de los inquilinos de entonces, la vista aérea es impresionante y la sensación de finitud invade tu interior; por lo general hay pocos visitantes y es fácil encontrar un lugar y disfrutar de intimidad con semejante paisaje.

**Imagen aérea tomada de EL Heraldo

Permanecimos allí cerca de dos horas y luego emprendimos el camino de regreso. Fue mi primera caminata y durante la misma puse en duda en varias oportunidades mi deseo de recorrer senderos famosos en el mundo, espero que haya resultado  uno de los mas exigentes.






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