Asistí solo, y me sorprendió sobre manera que durante la exposición ingresó un grupo de niños preescolares con sus maestros, en orden, las manos en los hombros de sus compañeritos y prestos a disfrutar de la presentación; no se encuchaba el mas mínimo ruido que pudiera dar al traste con la solemnidad y el disfrute del arte; pensé: estos niños de 4 años, cuantas exposiciones llevaran a cuestas? porque para mí, a los 45 años, era la primera.
Por esta razón, cuando miré los anuncios relacionados con una exposición en la ciudad de Bogotá, me preparé con anticipación para asistir con la familia; separamos los boletos y compramos los tiquetes aéreos. Previamente, unos seis meses antes, había recibido buenas referencias de mi amiga Marcela, quien había asistido en Atlanta, Georgia, a la misma exposición.
La experiencia fue de lo mejor, disfrutamos de la novedosa entrega, de las proyecciones en alta definición, de la ambientación, la musica, de las imágenes que se proyectaban en las paredes; incluso, nosotros servíamos de lienzo para admirar los famosos cuadros, retratos, paisajes y naturaleza.
Nos contagiamos en algo de la nostalgia y el sufrimiento de sus escritos dirigidos a Theo, su hermano, y de sus pinturas, Girasoles, Autoretratos y Paisajes. Pude ver "El Sembrador" título que he dado a este libro en formato Blog, escrito para las generaciones futuras de la familia, que se interesen en conocer algo de su propia historia.


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