La
historia nos seguirá reservando un lugar para acomodar el orgullo de ser
compatriotas de Gabriel José de la Concordia García Márquez; independiente de
su “agridulce” relación con Colombia posterior al hecho de haberse convertido
en una celebridad, su novela insigne no falta en ninguna de las listas de “los
10 libros que hay que leer”; de tal forma que son innumerables las reseñas y
análisis hechos en todo el mundo relacionados con su estilo, argumento y
personajes desplegados en esta historia a través de cinco generaciones.
El nombre
del autor presagiaba su éxito; muy Español, hermoso, sonoro; tal vez explique
la inclinación que mostraba García Márquez por hacer uso de nombres resonantes,
que vibran poderosamente en la memoria del lector; Úrsula, Amaranta, Petra,
Nigromanta, Abrenuncio, Fermina, Gala Plácida, Gerineldo, Tránsito, Bayardo,
Wenefrida son algunos de ellos en obras distintas.
Me atrevo a asegurar que esta será una reseña diferente, inusual, intentando mantener el estilo de la excepcional mixtura entre la realidad y el pensamiento mágico, salpimentado con algo de ciencia y literatura médica.
Hay una
importante carga de erotismo en esta novela, muchos de sus personajes desbordan en concupiscencia y carnalidad,
la concomitancia incestuosa es casi una constante, falos enormes,
prostitutos, prostitutas, idilios consumados entre tías y sobrinos, hermana y hermano,
primos y primas e incluso intento fallido de un hijo a su madre; irónicamente, José
Arcadio, el patriarca fundador de Macondo no muestra ningún interés en las
relaciones extramaritales. El desorden lo inicia Pilar Ternera, hermosa morena voluptuosa,
libidinosa, que desborda sensualidad, de
pechos firmes, caderas anchas y hermosas piernas que hace una importante
contribución a la genealogía que está por desplegarse; se suman Nigromanta,
Eréndira (contra su voluntad) y la rumbera Petra Cotes que repite el concubinato de Pilar
Ternera, esta vez con Aureliano José y José Arcadio Segundo. El coronel
Aureliano esparce su simiente por todo el litoral, Rebeca y José Arcadio
sacuden día y noche los cimientos del pueblo con su desbordada y estruendosa
pasión y al final Amaranta Úrsula y su sobrino Aureliano cumplen la profecía
fruto de la endogamia: la cola de cerdo de los Buendía; la historia nos muestra
ejemplos similares: el prognatismo de los Habsburgo, la Hemofilia y la Porfiria en la casa Hannover
con el tristemente célebre aporte genético de la Reina Victoria de Inglaterra al
Zarévich Aleksey Románov, hijo de Nicolás II.
Hace algunos años, durante el desempeño de mis funciones en Salud Pública en la prevención y detección precoz del Cáncer de cuello uterino producido por el virus del papiloma humano (V.P.H) encontré unas estadísticas preocupantes: la prevalencia de la infección viral en el municipio de Aracataca era del 45%, cifra alarmante si se tiene en cuenta que el promedio nacional rondaba el 7%. Que está pasando, me pregunté; como responsable del programa en el Departamento del Magdalena tenía que explicar estas cifras ante las autoridades nacionales.
Y vino a
mi memoria la prolífica actividad sexual desplegada por la estirpe de los
Buendía, desde finales del siglo XIX, recordaba que había mucho de realidad en esa
novela, estaba claro que Macondo se correspondía geográficamente con el actual
municipio y muchos de los personajes se correlacionan con sucesos históricos
como la guerra de los mil días, la hegemonía conservadora, el arribo de la United Fruit Company, la
matanza de las bananeras, la llegada del ferrocarril, la burocracia
ineficiente, las rutas y características del comercio entre otras. Habría alguna relación
200 años después con estas cifras desbordadas? Sería necesario un estudio
epidemiológico para descartar esta posibilidad que nos brindaba el realismo
mágico? Si luego de cien años había
aparecido una “Cauda porcina neonatalis”, malformación congénita que muy
seguramente tenía un patrón de herencia autosómico recesivo, no era
descabellada la teoría de un polimorfismo genético, es decir una variación en
el genoma de los Buendía, hombres y mujeres, que favoreciera la infección y el tropismo del
virus dos siglos después.
Guardada las proporciones, ya habíamos identificado un par de corregimientos cuya prevalencia en la infección por V.P.H duplicaba el promedio regional, reconociendo factores de riesgo como incremento en el número de negocios dedicados a la diversión y el disfrute de la noche, la prostitución y el aumento del dinero circulante. La infección está estrechamente relacionada con la promiscuidad sexual y el no uso de protección.
Nos dimos
a la tarea de abordar el fenómeno estadístico; el primer paso era revisar una muestra
aleatoria, representativa de todos los exámenes reportados como positivos para
infección por VPH: rápidamente encontramos la respuesta: existía un sobre
diagnóstico producto de la falta de experiencia, capacitación y supervisión de
la funcionaria a cargo; una vez revisada la totalidad de las muestras,
encontramos una cifra similar al promedio nacional y por supuesto, todas las
conjeturas quedaron sin fundamento científico y fueron a parar al cuarto de
Melquiades, al rincón de la magia, del encantamiento, de la ilusión. Por supuesto
que era casi seguro que algo parecido iba a resultar luego de la investigación;
vale decir que albergo un profundo respeto por todos mis paisanos y paisanas,
tengo familia en ese municipio, mi querida abuela, primas y sobrinas.
Al igual
que la teoría del íncubo para explicar un repunte en la infección, este
pensamiento estaba enmarcado en la ficción y la magia que nos aborda y desborda
cuando leemos a este magnífico escritor capaz de transformar nuestro
pensamiento, competente como pocos en el arte de transportarnos a un mundo
encantado rico en detalles, seductor y fascinante. Hay que adentrarse en el
universo de la lectura, descubrir los clásicos de la literatura e interactuar
con los escritores contemporáneos para establecer comparaciones y descubrir la
verdadera dimensión de su ingenio y capacidad narrativa.
Ya en las postrimerías de su existencia en el mes de Mayo del año 2007 aceptó regresar a su tierra; un tren con tres vagones, restaurado al estilo de los años 40 con bancas reclinables y ventanillas estilo guillotina, arrancó con más de tres horas de retraso y casi 200 funcionarios, burócratas irredimibles que ansiosamente luchaban a brazo partido por un lugar cerca del Nobel, para obtener una instantánea digital (cuyo ancestro fue el Daguerrotipo) y así alegrar un poco su miserable existencia. En medio del calor sofocante de uno de los meses más calurosos del trópico caribeño, el homenajeado se quejaba por la desorganización del evento y la ineficiencia del estado como si los 80 años que acumulaba le hubieran hecho olvidar que la entropía y el caos gubernamental fueron una constante en todas sus obras y el motivo por el cual el Coronel Aureliano promovió más de 500 revueltas. Pocos años después moriría en ciudad de México rodeado de sus seres queridos.
Inocentemente
Yo estaba apostado bajo la escuálida sombra de un frágil trupillo cerca de la
línea férrea esperando el paso del Nobel; había llegado con bastante
anticipación para no perderme un saludo en primera línea; tres horas después ya
cerca del mediodía, luego de que los rayos del sol se filtraran
perpendicularmente doblegando el frágil follaje como consecuencia del
movimiento del astro rey, al borde de un
golpe de calor, claudiqué en el intento y entendí que la realidad es mucho más
fuerte que la magia.






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