Powered By Blogger

viernes, 9 de junio de 2023

ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

 

En medio de la turbulencia por las grandes transformaciones sociales que acompaña a cada una de las revoluciones industriales vividas desde hace 250 años, hay cosas importantes que resaltar; Colombia se ha comportado de forma ejemplar pese a ser el país más afectado con la crisis migratoria producto de las grandes dificultades que vive Venezuela; se calcula que dos millones de ellos, que en algún momento de la historia fueron nuestros compatriotas, han encontrado refugio en nuestro país.

Más allá de los titulares y las malas noticias amplificadas en los diarios y las redes, que resaltan los eventos trágicos y los delitos (la violación de la ley debe ser castigada independiente de la nacionalidad del infractor) pienso, apoyado en la historia, que nuestro país obtendrá grandes beneficios en el mediano y largo plazo de esta dramática situación; las migraciones han contribuido a las transformaciones sociales en los países receptores, aportando recurso humano capacitado, mano de obra y riqueza cultural; capital social necesario para el progreso y bienestar. Pero la contribución de nuestros vecinos, asentados en nuestro territorio, rara vez es noticia: médicos, ingenieros, empresarios, personal capacitado en idiomas, tecnología, comercio e innovación ha sido incorporado al aparato productivo. Nuestro desafío estará en tramitar de la mejor manera, los conflictos que acompañan esas transformaciones en lo político, económico y social, para   evitar el deterioro de las instituciones y permitir el progreso de todos; hay muchas cosas que mejorar e igual de importante, otras tantas que conservar.

Son muchas las historias dolorosas que nos cuentan amigos del vecino país; hace poco una pareja nos decía que en el último viaje que hicieron encontraron que su propiedad estaba ocupada por desconocidos quienes les impidieron la entrada. Recordé la novela de José Saramago “Ensayo sobre la ceguera” en donde la gente se acomodaba en casas que no les pertenecían ante la incapacidad de distinguir cual era el hogar propio y cual no; cuando por algún motivo, detalle o corazonada el propietario encontraba su casa ocupada por extraños, estos se negaban a abandonarla argumentando no tener a donde ir.

Si mal no recuerdo todo comienza con el conductor de un automóvil que se encuentra esperando el cambio de semáforo, cuando de forma súbita pierde la visión; no puede avanzar, el tráfico se detiene, peatones confundidos, ruidos, pitos y reclamos completan la escena. “Estoy ciego!” por fin exclama el hombre para explicar la situación; rápidamente hace presencia una solidaridad colectiva; el pobre hombre recibe ayuda y un buen samaritano lleva su auto y lo conduce hasta su hogar; el hombre espera la llegada de su esposa y trata de explicarle que súbitamente todo se puso blanco; esta intenta tranquilizarle, le dice que todo pasará, “nadie se queda ciego así nada más”; toma la guía telefónica y consigue una cita de emergencia con un oftalmólogo; este sería el primer miembro del personal sanitario en contraer la ceguera. Sucedió lo mismo en el inicio de la pandemia por Covid-19 en el año 2020; un oftalmólogo fue el primero en dar la alerta de lo que estaba ocurriendo y se convirtió en la primera víctima del personal sanitario.

Que pudo haber pasado? Como explicar la metáfora?

Bien, se me ocurren algunas cosas; en principio, me atrevo a decir que un virus sería el principal sospechoso; el cual se transmitiría por la cercanía, la saliva y cualquier secreción suspendida en el aire al hablar y/o respirar; este virus sería altamente selectivo y mostraría tropismo por las células especializadas de la retina; un receptor de membrana específico que solo se encuentra en la superficie de los conos y bastones permitiría la entrada y replicación del virus ARN perteneciente a la familia Rhabdoviridae, un primo lejano del virus de la rabia (que tiene receptores específicos y moléculas de adhesión en la superficie de las células del sistema nervioso periférico y del sistema nervioso central). Luego de dicha interacción se interrumpe el impulso nervioso y los colores verde, rojo y amarillo, se convierten en blanco. La transformación se produce a nivel molecular con escasa o ninguna respuesta inflamatoria; la evolución le ha permitido no ser reconocido por el sistema inmune, por lo tanto no hay producción de anticuerpos, no hay forma de detectarlo. La unión con la proteína receptora del virus de la ceguera (BVRP) es fuerte pero reversible y por acción de los radicales libres se rompe tiempo después, sin producir lesiones, permitiendo al paciente recuperar el 100% de la visión.

La epidemia avanza rápidamente y por razones que seguramente la genética y la biología evolutiva podrían explicarnos, casi con seguridad una mutación de BVRP, solo la esposa del médico conserva la vista a pesar de estar expuesta y convivir estrechamente con los ciegos. Para no abandonar a su marido, se hace pasar por ciega, ante las autoridades que intentaban controlar la situación. Se convierte entonces en testigo de excepción y contempla en toda su dimensión, la fragilidad de la condición humana, observa cómo se desintegran los valores, la moral y surgen la violencia, la depredación, la explotación y el caos.

Durante la pandemia, se impuso también la lógica Darwiniana, los países a la vanguardia de la ciencia y tecnología aseguraron un suministro de vacunas que excedía varias veces el total de su población; mientras la mayoría de las naciones luchaba angustiosamente para proveerse de manera oportuna; no importa lo que hayamos avanzado, este comportamiento se repetirá ante una situación de vida o muerte, es innato, instintivo.

A medida que la historia se desarrolla, el grupo de ciegos intenta sobrevivir en condiciones cada vez más desesperadas. La humanidad se muestra en su peor faceta, revelando la crueldad y el egoísmo de las personas. Sin embargo, hubo destellos de bondad y solidaridad entre los personajes. También ocurrió durante la pandemia; China, país donde se originó el brote, se mostró muy solidario y envió millones de dosis a países como el nuestro, que de otra forma, no hubiera avanzado lo suficiente. El desempeño del personal sanitario fue encomiable, sufrió el impacto directo y fueron muchos quienes murieron cumpliendo con su deber; colegas y compañeros de trabajo hoy no están con nosotros.

Hay fuertes indicios de que el tiempo entre una pandemia y otra se reducirá sustancialmente; pero la lucha por sobrevivir se llevará a cabo con las mismas armas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario