Cuando era apenas un niño, mi madre tomò una crucial determinacion: "Lo mejor apara ti es que permanezcas en casa" me dijo o lo pensò no estoy seguro, tal vez llevada por su instinto, aplicò la teorìa del mal menor, y se lo agradezco.
Viviamos en una zona muy pobre, en donde con algunas excepciones, los niños no conocìan la niñez, tenìan que sobrevivir a como diera lugar y entonces eran adultos con cuerpos de niños, llenos de malicia y poco interesados en la buena educación idea a la cual habían renunciado junto a su cordón umbilical.
Entonces ante tan oscuro panorama en las afueras, me fui acostumbrando a estar solo, jugaba solo, imaginaba que estaba con un grupo de amigos y a cada uno le daba un nombre y un turno, y disfrutaba, la pasaba bien.
En la adolescencia, cuando la dictadura hormonal asume de facto el poder, me fui asomando al vecindario y comprobé lo fundado que estaban los temores maternos: mis dos mejores (y ùnicos) amigos se encontraron con la muerte temprana y abruptamente cuando apenas se despedían de la niñez, intentando escamotear migajas al destino, desafiando oscuros poderes y transitando en contra de las leyes; siete miembros de una familia de ocho, que vivian cerca, aistieron al mismo encuentro antes de cumplir los 20 años, la última de los hermanos le hizo el quite a la muerte, cuando abandonó su casa al lado de un hombre mayor que se convirtió en su protector.
Desde entonces ella y Yo, no recordamos episodios de larga ausencia, la lealtad florece entre nosotros y nos extrañamos, creo, mutuamente. No dejo de dedicarle un tiempo razonable cada semana e incluso en mis momentos de euforia y de alegrìa, de grandes logros y triunfos, de grandes esperanzas y promesas, me retiro a su lado y juntos buscamos un lugar propicio para celebrar. Pero el ser su amigo implica poseer ciertas características de las cuales quizas la mas determinante es la timidez; la extroversión por ejemplo es una condición antagónica. Decía Neruda en una de sus cartas " La timidez es una condición extraña del alma, una categoría, una dimensión que se abre hacia la soledad; también es un sufrimiento inseparable, como si se truvieran dos epidermis y la segunda piel interior se irrita y se contrae ante la vida"
Octavio paz se refiere a ella como "una orfandad oscura, una conciencia de que hemos sido arrancados del todo; una ardiente búsqueda, una fuga y un regreso, una necesidad de restablecer los lazos que nos unían a la creación"
"sentirse solo no es sentirse inferior, es sentirse distinto"
Octavio paz se refiere a ella como "una orfandad oscura, una conciencia de que hemos sido arrancados del todo; una ardiente búsqueda, una fuga y un regreso, una necesidad de restablecer los lazos que nos unían a la creación"
"sentirse solo no es sentirse inferior, es sentirse distinto"

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