
Cuando eramos niños en edad escolar, pasabamos las vacaciones de final de año en la Finca de mi abuelo llamada La Cascada; estaba ubicada en las estribaciones de la sierra nevada de Santa Marta, Entre los Municipios de Aracataca y Fundación a 100 kms al sur de santa Marta.
Las vacaciones comenzaban con un viaje en una camioneta Willys con estacas, modelo 1954, de color rojo, saliamos a las 5 a.m pero el tio Julio hacía múltiples paradas para llevar provisiones, hacer negocios y visitar a los amigos.
Debíamos protegernos del inclemente sol con toallas y sábanas. La llagada se daba entre las 3 y las 4 de la tarde, eso si el camino estaba en buenas condiciones y la loma "amarilla" de buen humor.
Debíamos protegernos del inclemente sol con toallas y sábanas. La llagada se daba entre las 3 y las 4 de la tarde, eso si el camino estaba en buenas condiciones y la loma "amarilla" de buen humor.

El terreno era muy quebrado, con muchas piedras en el camino, la loma "amarilla" era la mas temida de todas, su inclinacion superaba los 10 grados, era de piedra lisa y sobre ella había que hacer un giro de casi 90 grados. Teníamos que bajarnos y no pocas veces los adultos debían adicionar su tracción bípeda para completar el necesario 4X4 y asi superarla.
El epicentro estaba en lo alto de una colina, había una casa con tres cuartos, una sala comedor, una cocina amplia con una gran despensa, el baño estaba a 10 metros de la casa. En el comedor había una nevera que funcionaba con gas propano; en frente había un enorme granero, en donde estaba una maquina trilladora, con coreas y poleas gigantes, dos terrazas para asolear el grano del café, el chasis de una Dodge Power Wagon modelo 50 y en la parte posterior una planta que generaba electricidad; Luego estaba el corral, después un depósito, la casa de los trabajadores, un corral para aves y una porqueriza.
En el centro había un enorme quiosco de palma sitio en el cual se desarrollaba la parte social del grupo, se colgaban hamacas, se contaban historias y leyendas clasicas como la del tigre que rondaba el lugar,el fantasma del camino, la llorona, chistes, se escuchaba musica en radios grandes que funcionaban con seis u ocho baterias "Everready" las del gato. A 200 metros estaba una casa moderna construida por el estado en donde funcionaba una oficina del INDERENA. Hace 50 años el abuelo Julio se preocupaba mucho por el cuidado los árboles y los animales.
El día nos saludaba muy temprano con el canto de los gallos y el bramar de los terneros, la sempiterna ordeñada, el pastoreo del ganado, la asistencia veterinaria, el arreglo de las monturas, la preparación de los alimentos, la visita a la huerta, la recogida de los huevos, el conteo de los pollitos.
Montabamos a caballo, ibamos de pesca o de caza, contemplabamos aves de todos los tamaños y colores, arboles gigantescos, visitabamos a los pocos vecinos que se encontraban a varios kms de distancia, participábamos de la busqueda del ganado extraviado, en fin, el sitio deseado.
Era muy triste el final de la temporada de descanso, abandonábamos la finca esperando regresar en las próximas vacaciones.

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